Viernes 29 Marzo 2024

Fábrica de pobres el modelo económico capitalista: Antonio Mejía

En el tercer año de gobierno de Enrique Peña Nieto el balance es negativo y son evidentes los fracasos en seguridad, economía, empleo, desarrollo y bienestar social, afirmó el candidato a diputado federal por el PRD y PT.

“Prometió triplicar el crecimiento económico que se venía dando del 2 por ciento, el cual se calificó en ese entonces como mediocre… sin embargo la realidad es otra, en el 2013 la tasa de crecimiento de nuestra economía fue todavía más mediocre, de sólo un 1.4%”, afirmó.

Antonio Mejía afirmó ante ciudadanos del distrito 2 que la economía va en picada y expertos lo atribuyen a la Reforma Fiscal, tan pregonada por el gobierno federal.

Regresiva para la economía de los mexicanos, esta reforma afectó el ingreso de las familias y castigó a las pequeñas y medianas empresas con más impuestos, obligatoriedad de la contabilidad en línea y facturas electrónicas.

Al disminuirse el consumo por falta de ingresos, se disminuye la producción y la inversión, y con ello se pierden empleos, agregó Mejía Haro.

Bajo este contexto, añadió, es impostergable cambiar de modelo económico, abandonar el neoliberal, recomendado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que ha resultado ser una fábrica de pobres en el mundo.

Hay que implementar un modelo económico que incentive la planta productiva nacional, al campo y a la industria mexicana y no a las trasnacionales, un modelo económico con crecimiento y bienestar social, resaltó el candidato.

Es necesario que lleguen a la Cámara de Diputados y al Senado de la República legisladores más nacionalistas y no entreguistas, que al votar las leyes y presupuestos piensen en México y en el bienestar de su gente, no en intereses personales, partidistas o externos al país.

Sucedió así con la entrega del petróleo a empresas privadas y trasnacionales con la reforma energética, la cual resultó ser el mayor atraco a la nación de las últimas décadas, afirmó Antonio Mejía.

Las consecuencias de la entrega del petróleo son que se vende más barato a Estados Unidos y este país lo regresa transformado en gasolinas, a precios mucho más caros que allá.