Aunque se hicieron cambios en el recorrido, duración y número de participantes para evitar aglomeraciones, tras dos años de ausencia esta tradicional celebración congregó a miles de zacatecanos y turistas en el Centro Histórico de la Ciudad de Zacatecas.

Este Viernes Santo, luego de dos años de haber sido interrumpida debido a la pandemia, se volvieron a ocupar las calles de la capital del estado para presenciar la Procesión del Silencio, una tradición que se ha convertido, además, en una manifestación cultural que muestra la riqueza del estado.

Con menor número de participantes y cofradías, pues en esta ocasión fueron 2 mil personas en lugar de las 6 mil que en años anteriores tomaron parte de esta procesión, tuvo un recorrido más corto.

Los asistentes se apropiaron de las calles Guerrero, Allende e Hidalgo para presenciar el tránsito de las imágenes en el recorrido que concluyó con una ceremonia especial en catedral presidida por el obispo Sigifredo Noriega Barceló.

Es importante destacar que, solamente para esta ocasión, las distintas imágenes que representan la pasión de Cristo y datan del Siglo XVI –entre ellas la del Santo Entierro, que se encuentra en el templo de San Juan de Dios- son sacadas de las parroquias que las albergan, lo cual permite a las familias de locales y visitantes apreciar este tipo de arte sacro que forma parte del acervo histórico y cultural del estado.

La Procesión del Silencio –en la que participan las parroquias y templos que integran la Diócesis de Zacatecas- fue traída por los españoles y tiene casi 500 años realizándose de manera espectacular.

En la entidad, la procesión del Silencio fue declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial, en marzo de 2015. Se estima que, normalmente, participaban, aproximadamente, 30 mil personas.