Viernes 29 Marzo 2024

Último adiós a Flor Silvestre en Villanueva, Zacatecas

Hijos, nietos y personas cercanas despiden a la icónica artista

Acompañado por música de banda llegó el cortejo fúnebre para despedir a la actriz y cantante que se fue a los 90 años, cuya fama estuvo ligada a la de su esposo Antonio Aguilar, con quien se reunió después de 13 años de la partida del icónico charro zacatecano.

 

Originaria de Salamanca, Guanajuato, ya había hecho a Zacatecas su tierra adoptiva, como lo dijo su hijo el cantante Pepe Aguilar, durante un mensaje que dirigió durante la misa de cuerpo presente afuera de la cripta que recibiría sus restos.

‘Tristes recuerdos’ y ‘Albur de amor’, temas que hizo famoso Antonio Aguilar, el Charro de México, fueron algunos de los temas que acompañaron al cortejo en el camino hacia su última morada, en el rancho El Soyate, ubicado en Villanueva Zacatecas.

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Un reducido grupo de asistentes hizo el recorrido a pie, con el uso de cubrebocas para evitar contagios de Covid-19; muy lejos quedó la multitudinaria despedida que dieron ahí mismo a su esposo, pues la pandemia impidió que la ceremonia pudiera acoger a más deudos.

Ahí estaban los hijos de la artista, Dalia Inés Nieto, Francisco y Marcela Rubiales –ambos hijos de su matrimonio con Paco Malgesto, así como Antonio y Pepe Aguilar, además de sus nietos y otras personas cercanas.

Decorada con una imagen de la Virgen de Guadalupe, así como imágenes de Antonio Aguilar y de Flor Silvestre, en las que destaca su gran belleza, al igual que un traje de charro, estaba la cripta en la que descansan ahora sus restos.

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Una misa de cuerpo presente se celebró justo antes del sepelio, ahora con el acompañamiento de música de mariachi. Sus nietas fueron las encargadas de participar en las lecturas, una de ellas la cantante Ángela Aguilar, muy apegada a su abuela.

Durante la homilía el sacerdote destacó cómo Flor Silvestre llenó los corazones y la vida de sus semejantes tanto dentro como fuera del país.

Hizo un llamado a mantener unida a la familia que tiene una hermosa trayectoria, y destacó que ésta ha sido grande y lo seguirá siendo a pesar de los problemas..

Por ello llamó a sus descendentes a seguir siendo un ejemplo y un estímulo, transformando la parte del mundo que les toca, pues basta una fotografía, un saludo o una canción que salga de ellos para influir en mucha gente.

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Antes de concluir la misa, Pepe Aguilar tomó el micrófono para agradecer a todos quienes entregaron su cuerpo, esfuerzo, corazón y energía para el bienestar de su madre, entre médicos, terapeutas y trabajadores, que se volvieron su familia.

Dijo que ella y su marido transformaron este lugar de Villanueva “en medio de la nada”, llenando de alegría y vida la zona.

“Toño siempre fue su preferido”, dijo en referencia a su hermano, al resaltar que Flor Silvestre era ‘enojona’ con sus hijos, pero muy buena, con valores muy profundos y cristianos.

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Chistosa, coqueta, divertida, bromista y traviesa; que daba todo, hermosa, guapa y divina, fueron cualidades que resaltó su hijo y que no perdió a los 90 años.

Zacatecas se seguirá escuchando en todo el mundo con el mismo respeto, orgullo y valores que les enseñaran esta mujer y su marido”, dijo.

“Ah como fregaste”, dijo al mirar el féretro, “pues ahora sí ya se te hizo y ahí vas a estar para siempre”, en referencia a que se reuniría con su “Rorro”, al que extrañó desde hace 13 años que partió y que ahora “debe estar pegando brincos de felicidad”.

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Pepe Aguilar se comprometió, a nombre de la familia, a continuar con el legado de Flor Silvestre, tanto a través de su hermano Antonio, como de sus medios hermanos “hijos de su madre”, Marcela, Francisco y Dalia.

Antonio Aguilar Junior, a su vez, dijo que Flor tenía “unos pantalonsotes” que ayudaron a su padre a llegar a donde llegó, pues lo impulsaba a triunfar. Además era ‘calzonuda’, es decir, de gran carácter¸ hasta que la menguó una salmonela en los últimos tiimpos.

Dijo que su madre quería irse, porque siempre estaba junto a su padre, tomados de la mano incluso viendo televisión, como un alma fusionada, y les enseñaron un gran amor tanto a sí mismos como a todos los demás, incluyendo su público.

Finalmente quedó Guillermina Jiménez Chabolla, su nombre real, al lado de su marido, entre una despedida final con banda y en compañía de sus seres más queridos.