A 50 años de la matanza principalmente de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en la Ciudad de México, estudiantes zacatecanos, como cada año, participan en marchas para recordar esa fecha, haciendo un llamado a que no vuelva a suceder.

Una protesta universitaria que se llevaba a cabo en 1968 culminó con la muerte de decenas de manifestantes, luego de que paramilitares, policías y miembros del Ejército Mexicano dispararan contra los casi 8.000 estudiantes, profesores y otras personas reunidas en Tlatelolco.

Este 2 de octubre, conmemorando esa masacre, a las 10 de la mañana inició la manifestación de integrantes de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) en la explanada de la Unidad Académica de Ingeniería.

De ahí, más de 2.000 personas marcharon por el bulevar y se incorporaron al Centro Histórico hacia la avenida González Ortega, continuando por Avenida Hidalgo hasta realizar un mitin en Plaza de Armas.

Entre pancartas y consignas manifestaron su rechazo a la represión. Muertos y desaparecidos se recordaron en esta protesta en la que el principal llamado fue a atender las demandas de los estudiantes sin caer en la represión violenta.

A las 12 de mediodía, alrededor de 500 estudiantes de la Escuela Normal Rural de San Marcos, Loreto, quienes llegaron a la capital a bordo de 10 camiones, comenzaron su marcha desde la Secretaría de Educación (Seduzac).

Portando su emblemática bandera roja y negro, ahora ya no del ‘Che’ Guevara, sino con la imagen de Emiliano Zapata, llegaron hasta la Plaza Bicentenario, donde se expresaron en contra de la violencia y la represión, recordando la desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, en 2014.

“Ni uno más, ni una fecha más de conmemorar de sangre, de injusticias. No dejemos que el gobierno siempre se salga con la suya, porque así va a pasar sexenio tras sexenio y la historia de México nunca cambiará”, dijo una estudiante ‘sanmarqueña’ que dio paso a las participaciones de sus compañeros.

Fue reiterado su llamado a no verlos simplemente como revoltosos, sino a comprender que sus demandas son justas, llevadas por el deseo de salir adelante como personas de bien, al servicio de su país.

Otra expresión en recuerdo de las víctimas fueron las pinturas del artista Salvador Pintor, en memoria tanto de los muertos del 68 como de los normalistas de Ayotsinapa desaparecidos. En la Plazuela de la Caja, frente a ellas se colocaron en el piso maniquíes que simulaban ser las personas caídas.

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